Concierto: JERUSALEM QUARTET y QUARTETO ATENEA

Antonín Dvořák creó el Cuarteto de cuerda n.º 12, op. 96 durante una estancia veraniega en Iowa, en Estados Unidos, poco después de haber compuesto la Sinfonía del Nuevo Mundo. La influencia de la música americana está presente en la obra a través de varios elementos, como el uso de la escala pentatónica y los ritmos sincopados. En este cuarteto, Dvořák logra equilibrar la creatividad melódica y la claridad estructural.
El Cuarteto de cuerda n.º 21, KV 575, dedicado al rey Federico Guillermo II de Prusia, es una obra distendida que Mozart compuso ya en plena madurez y que contiene pasajes de violonchelo especialmente virtuosísticos.
Con el Cuarteto de cuerda n.º 3, Benet Casablancas explora la oscuridad y la nocturnidad, como hace también en obras como Darkness visible y Shade and Darkness. A partir de unos versos de W. B. Yeats, Casablancas crea un solo movimiento con tres partes claramente diferenciadas: las dos secciones extremas, que evocan tormentas nocturnas, son de gran intensidad emocional y rítmica, mientras que la parte central es delicada y sugiere un clima de calma y reposo.